http://www.elmundo.es/2001/09/23/sociedad/1051034.html
Sunday, Sept. 23, 2001
COURTS / THE PROCESS HAS GROWN TO 17 YEARS
Scientology: seven months of pressure, doubt and the bench
The case remained reduced to 14 accused of a unique crime of illegal
association
That morning in February, twenty reporters were looking for Herbert
[sic] Jentzsch, the highest link of the international Church of
Scientology, among the small group of the accused. Carlos Ladron de
Cegama, an interminable and punctillious public prosecutor was accusing
him together with 14 adepts of a cargo of crimes that ranged from
illegal association to harms against the public health. But the
American millionaire never showed up. At the doors of the Provincial
District Court of Madrid someone scurried between the reporters and
whispered, "The great chief is afraid to enter into Spain, it's not
that they won't let him leave."
Last Thursday, Judge Pilar Olivan pronounced three magic words, "View for sentencing." It was the end of 7 months of judgment, the fight of a public prosecutor against tens of defense lawyers, 14 accused (12 members of the organization, an ex-member and a policeman) and a public as quiet as a Scientologist.
The judicial proceedings began 17 years before, the debut of Ladron de Cegama in his career against what he considers a sect with an "extravagant zeal for money." In 1988, 71 people were arrested (10 jailed). Nine years later, the public prosecutor charged 21 men and women in a writ of almost 80 pages: it related some members of Scientology with the sickness of Franco or the assassination of Carrero Blanco. And such spectacular connections served the Scientologists in trying to discredit him.
Together with those gigantic accusations, Ladron de Cegama was relating hundreds of presumed crimes with names and nicknames. Last February 6, seventeen people were cited to judgment in Madrid, three of whom were absolved along the way. The views showed how Scientology functions towards the outside world, a machinery so well oiled that it would distribute press releases in which it reflected the prosecutorial accusations of the day and its answers before the session was even finished. In the afternoons, they made calls to the newspapers [who were?] full of friendly words and requests for more. "Hey, for sure, and tomorrow, where is your information going to go?"
Since May, the case tapered off and there remained 14 accused and only one crime in common to them all, that of illegal association, for which the prosecutor asks three months in jail for each. Then the pressure came down towards the ones in the middle and the matter turned into a dripping of witnesses, in all, 67.
The last month has been the scene of the final considerations of all the parties. The prosecutor maintains his collective accusation for illegal association and asks for "the dissolution" of Scientology "in whichever of its forms or those which it may adopt in the future." The defense lawyers sustain that "the accused belong to diverse associations, with more or less entailment with the Church of Scientology, however always with a relationship of a spiritual nature, of a consultatory nature in this order."
Friday, the 14 accused had the opportunity to speak, with pleas for every taste and one factor in common, "We have confidence in Justice."
Henry A. said that following the footsteps of Physics "the only way out is religion." Alfonso M. asserted that he was before the bench "not for committing any crime, but rather for being a parishioner of a church," besides assuring that Scientology "is in the vanguard of drug rehabilitation." Maria N. affirmed that she became involved with Scientology because she believes "in a world without criminals or insanity, where all have rights."
Pilar Olivan listened to all, closed the portfolio, left the case view for sentence and left, leaving among the people some smiles and not one single clue.
[Translated by Prignillius]
Domingo, 23 de
septiembre de 2001
SOCIEDAD
TRIBUNALES / EL PROCESO SE HA ALARGADO 17 AÑOS
Cienciología: siete meses de presiones, dudas y
banquillo
La causa quedó reducida a 14 acusados de un único delito de asociación
ilícita
RAFAEL JOSE ALVAREZ
MADRID.- Aquella mañana de febrero, una veintena de periodistas buscaba entre el grupito de acusados a Herbert Jentzsch, el eslabón más alto de la internacional Iglesia de la Cienciología. Carlos Ladrón de Cegama, un fiscal interminable y puntilloso, le acusaba junto a otros 14 adeptos de un cargamento de delitos que iban de la asociación ilícita a daños contra la salud pública. Pero el millonario estadounidense no apareció nunca. A las puertas de la Audiencia Provincial de Madrid alguien se escurrió entre los informadores y susurró: «El gran jefe tiene miedo de entrar en España, no sea que no le dejen salir».
El pasado viernes, la juez Pilar Oliván pronunció tres palabras mágicas: «Visto para sentencia». Fue el final de siete meses de juicio, la lucha de un fiscal contra decenas de abogados defensores, 14 acusados (12 integrantes de la organización, un ex miembro y un policía) y un público tan callado como cienciólogo.
El procedimiento judicial había empezado 17 años antes, el estreno de Ladrón de Cegama en su carrera contra lo que considera una secta con un «desmedido afán de lucro». En 1988, 71 personas fueron detenidas (10 encarceladas). Nueve años más tarde, el fiscal inculpó a 21 hombres y mujeres en un escrito de casi 80 páginas: relacionó a algunos miembros de Cienciología con la enfermedad de Franco o el asesinato de Carrero Blanco. Y tan espectaculares conexiones sirvieron a los cienciólogos para tratar de desacreditarle.
Junto a esas acusaciones mayúsculas, Ladrón de Cegama relataba cientos de presuntos delitos con nombres y apellidos. El pasado 6 de febrero, 17 personas fueron citadas a juicio en Madrid, tres de las cuales fueron absueltas durante la vista. Las vistas mostraron cómo funciona Cienciología hacia afuera, una maquinaria tan bien engrasada que repartía notas de prensa en las que reflejaba las acusaciones fiscales del día y su correspondiente respuesta antes de que acabara la sesión. Por las tardes, sonaban llamadas a los periódicos llenas de palabras amables y preguntas de más. «Oye, por cierto, y mañana, ¿por dónde va a ir tu información?».
Desde mayo, la causa adelgazó y se quedó en 14 acusados y un único delito común, el de asociación ilícita, para el que el fiscal pide tres meses de cárcel por persona. Entonces descendió la presión de y hacia los medios y el asunto se convirtió en un goteo de testigos, en concreto, 67.
El último mes ha dejado sitio a las consideraciones finales de todas las partes. El fiscal mantiene su acusación colectiva por asociación ilícita y pide «la disolución» de Cienciología «en cualquiera de sus formas o las que pudiera adoptar en lo sucesivo». Los abogados defensores sostienen que «los acusados pertenecen a asociaciones diversas, con mayor o menor vinculación con Iglesia de la Cienciología, pero siempre con una relación de naturaleza espiritual, de asesoramiento en este orden».
El viernes, los 14 acusados tuvieron oportunidad de hablar, con alegatos para todos los gustos y un factor común: «Confiamos en la Justicia». Enrique A. dijo que siguiendo los pasos de la Física «la única salida es la religión». Alfonso M. aseveró que estaba en el banquillo «no por cometer algún delito, sino por ser feligrés de una iglesia», además de asegurar que Cienciología «está en la vanguardia de la rehabilitación de drogas». María N. afirmó que se metió en Cienciología porque cree «en un mundo sin criminales ni demencia, donde todos tengan derecho».
Pilar Oliván escuchó a todos, cerró la carpeta, dejó el caso visto para sentencia y se marchó dejando entre la gente unas cuantas sonrisas y ni una sola pista.
All 3 articles are from the newspaper El Mundo, and all in the section
called "Society."
http://www.elmundo.es/2001/09/15/sociedad/1047714.html
Saturday, Sept. 15, 2001
COURTS
The public prosecutor asks to dissolve the Church of Scientology as
being a "disguise."
The public prosecutor asked yesterday in a judgment in the District Court of Madrid for the dissolution of the Church of Scientology and penalties of three months to five years for 13 accused of illegal association, omission of the duty to prevent crimes, hiding of crime, false denunciation, illegal detention and falsity. In the session, the public prosecutor modified his provisional conclusions and withdrew the accusation for another accused.
According to the public prosecutor, the origins in Spain of this Church date from 1968. He adds that its founder, Ronald Hubbart [sic], wanted to create a "therapeutic method" for "destroying and erasing diseases... up to and including the curing of cancer," but it has converted itself into a "disguise" of the real idea of the organization: "an obsessive and inordinate zeal for money," for which it resorts to "economic bleeding."
Sources from the Church of Scientology pointed out to F that the dissolution "would be illegal because the Church forms no part of this case."
[Translated by Prignillius]
Sábado, 15 de septiembre de 2001
TRIBUNALES
El fiscal solicita disolver la Iglesia de la
Cienciología al ser un «disfraz»
MADRID.- El fiscal solicitó ayer en un juicio en la Audiencia de Madrid la disolución de la Iglesia de la Cienciología y penas de cinco años a tres meses para 13 acusados por asociación ilícita, omisión del deber de impedir delitos, simulación de delito, denuncia falsa, detención ilegal e intrusismo. En la sesión, el fiscal modificó sus conclusiones provisionales y retiró la acusación para otro acusado.
Según el fiscal, los orígenes en España de esta Iglesia se remontan a 1968. Añade que su fundador, Ronald Hubbart, quería crear un «método terapéutico» para «destruir y borrar enfermedades [...] llegando incluso a la curación del cáncer», pero se ha convertido en un «disfraz» de la idea real de la organización: «un obsesivo y desordenado afán de lucro», para lo cual recurre a la «sangría económica».
Fuentes de la Iglesia de la Cienciología señalaron a Efe que la disolución «sería ilegal porque la Iglesia no forma parte de esta causa».
At last, yesterday, the Provincial District Court of Madrid let view for sentencing a judgment that has been before the bench for the first time in the history of Spain "a sect with an extravagant zeal for money" (according to the public prosecutor) or "a Church of good faith"
(according to the public relations machine of the organization).
Nobody knows very well when the sentencing will be, but Judge Pilar Olivan recommended yesterday to the defense lawyers that they eat "the calm morsel." [I have no idea what this figure of speech means.] At noon, after the hall gave the accused the opportunity to speak for a few minutes, everyone laughed and hugged each other. The 3 magistrates, the public prosecutor, the learned ones and the accused said good-bye amidst relief and jokes, although uncertainty will poke them within a few months.
The judge now has to decide whether the 12 members of Scientology are guilty of illegal association, a crime for which the public prosecutor asked for three months in prison for each. On the other hand, the lawyers are convinced of the innocence of their defendants and included they asked for an acquittal so bruising "that it won't even be possible to appeal it."
[Translated by Prignillius]
Sábado, 22 de
septiembre de 2001
SOCIEDAD
Visto para sentencia el juicio contra la
Cienciología
RAFAEL J. ALVAREZ
MADRID.- Siete meses de proceso, 17 años de instrucción, miles de folios escritos, cientos de personas investigadas y 12 cienciólogos acusados... Por fin ayer, la Audiencia Provincial de Madrid dejó visto para sentencia un juicio que ha sentado en el banquillo por primera vez en la Historia de España a «una secta con un desmedido afán de lucro» (según el fiscal) o a «una Iglesia de buena fe» (según el aparato de relaciones públicas de la organización).
Nadie sabe muy bien cuándo habrá sentencia, pero la juez Pilar Oliván recomendó ayer a los abogados defensores que comieran «el turrón tranquilos».
A mediodía, después de que la sala diera a los imputados la oportunidad de hablar durante unos minutos, todos se reían y se daban abrazos. Los tres magistrados, el fiscal, los letrados y los acusados se despidieron entre alivios y bromas, aunque la incertidumbre les hurgará por dentro unos cuantos meses.
La juez tiene que decidir ahora si los 12 miembros de Cienciología son culpables de asociación ilícita, un delito para el que el fiscal pide tres meses de prisión por cabeza. En el otro lado, los abogados están convencidos de la inocencia de sus defendidos e incluso piden una absolución tan contundente «que ni siquiera se pueda apelar».